El 11 de noviembre, la Campaña Católica para el Desarrollo Humano (CCHD) otorgó el Premio de Nuevo Liderazgo Cardenal Bernardin 2019 a Ana Chavarin, organizadora principal interina del grupo Pima County Interfaith, financiado por la CCHD, en Tucson, Arizona. Ana fue reconocida por sus esfuerzos para movilizar a familias migrantes y comunidades religiosas para impactar en los problemas que las afectan. Para aprender más sobre el Premio de Nuevo Liderazgo Cardenal Bernardin, vea el comunicado de prensa de la USCCB. Los comentarios de Ana ofrecen reflexiones sobre el llamado a trabajar por la justicia y la paz en nuestras comunidades:
Buenas noches; me siento honrada de estar aquí hoy. Quisiera agradecer a la USCCB por esta oportunidad, al comité seleccionador, a la Hna. Leonette Kochan que me nominó, y a los que apoyaron mi nominación; a mi pastor el Mons. Raúl Trevizo y a mi obispo de la Diócesis de Tucson el Mons. Weisenburger.
Soy inmigrante de México; me mudé aquí en 2003. Crío a 4 niños como madre soltera y estoy estudiando para obtener un bachillerato en psicología en la Universidad de Arizona mientras trabajo en mi comunidad como organizadora.
Participe por primera vez en el Pima County Interfaith Council, que recibe fondos de la CCHD, en 2014. Recé a Dios para que me ayudara a encontrar el trabajo adecuado donde tuviera la flexibilidad de cuidar a mis hijos y usar mis habilidades y mi pasión para ayudar a otros. Tres días después, el Sr. Courtney, ex organizador principal, me llamó y me ofreció un trabajo como organizadora de proyectos empezando con 10 horas semanales. Esto me dio la flexibilidad que necesitaba, y además tuve la oportunidad de usar mi voz y capacitar a otros para usar sus voces.
Este trabajo me ha ayudado a lograr cosas que nunca imaginé posibles. He aprendido a enseñar, liderar, pensar y analizar, conectarme con la gente, ver lo que otros no ven y tener el valor para hacer cambios en mi comunidad. Todas las cosas que he aprendido en mi trabajo como organizadora con Pima County Interfaith me han ayudado también en mi educación. Cuando en mi clase debo exponer un tema, puedo hacerlo fácilmente porque es parte de mi trabajo diario.
Este trabajo también me ha acercado más a mi fe, a mi propósito dado por Dios y a mi comunidad. Cuando trabajamos para mejorar la vida de nuestro prójimo, sé que estoy cumpliendo mi misión.
Mi trabajo consiste en encontrar a las personas adecuadas que se preocupan por sus comunidades y que quieren generar cambio. Trabajo con ellas y las capacito para que desarrollen habilidades más sólidas y puedan así abogar por los problemas que amenazan a nuestras familias. Por ejemplo, en 2016, el problema eran las drogas vendidas legalmente en nuestro vecindario de inmigrantes de bajos ingresos. Un grupo de iglesias y miembros de la comunidad preocupados se unieron. Teníamos a madres compartiendo sus historias sobre cómo esta droga estaba destruyendo la vida de sus hijos. Capacitamos a esas madres y ellas aprendieron a usar su voz para defender a sus hijos; por primera vez, tuvieron la oportunidad de usar su voz y abogar por sus familias. Además, el problema de las drogas condujo a la creación de una fuerte relación entre el Departamento de Policía y nuestra comunidad en St. John’s, nuestra parroquia.
Los resultados fueron una ordenanza municipal que prohibió la venta de esta droga en Tucson y luego su aprobación como ley estatal.
Sobre la cuestión de la inmigración, he estado capacitando a líderes para organizar talleres y “sesiones Conoce tus derechos” donde aprender a hacer cartas de poder, educar a las familias y ayudarlas a prepararse en caso de ser detenidas.
Además, cada año, Pima County Interfaith Council se asegura de que más estudiantes de bajos ingresos reciban ayuda a través de JobPath, nuestro programa de desarrollo de la fuerza laboral. Este programa ayuda a estudiantes de bajos ingresos con la pensión, libros y otras necesidades para ayudarlos a alcanzar el éxito. Cada año, PCIC aboga por los fondos necesarios para operar este programa. El año pasado, PCIC logró un aumento de casi el 20% del presupuesto del condado para JobPath. A lo largo de los años, JobPath ha sacado de la pobreza a más de 1,500 familias con empleos con salarios dignos.
La CCHD nos ha ayudado a hacer posible este trabajo. Gracias a este apoyo, podemos capacitar líderes y construir relaciones más sólidas en nuestra comunidad. Ahora estamos trabajando con más de 150 nuevos líderes hispanos a través de la CCHD y el impacto en nuestros programas comunitarios es visible. El año pasado, cuando tuvimos solicitantes de asilo llegando a Tucson, los líderes hispanos se hicieron cargo y organizaron a sus parroquias para albergar a los inmigrantes. Me sentí muy orgullosa de ver que muchos de nuestros líderes que asistieron a nuestras capacitaciones estaban liderando sus parroquias y preparándolas para ser refugios o ayudando a las parroquias que operaban como refugios. Este es el impacto de la CCHD en nuestras vidas.
Pero nuestro trabajo ha sido posible gracias al apoyo del obispo Weisenburger, el obispo emérito Kicanas, el Mons. Trevizo, el P. Vili Valderrama, la Hna. Leonette Kochan y la Hna. Gladys Echenique. Sin su apoyo, nuestro trabajo no hubiera sido el mismo.
Uno de mis elementos favoritos en la Doctrina Social Católica es la Dignidad Humana. Para mí, la dignidad humana significa asegurarnos de que todas las personas tengan acceso a educación, alimento, vivienda, atención médica, un trabajo decente y vivir en una comunidad libre de violencia y drogas. Esto es lo que la CCHD nos ayuda a proteger, la dignidad humana.
Doy gracias a Dios por esta vida y por estar aquí en este momento. Mi deseo es continuar fortaleciéndome en mi fe, continuar haciendo este trabajo, y que todos nosotros sintamos el llamado a proteger a los más vulnerables de nuestra comunidad. Ver a la gente trabajando en la comunidad me recuerda el amor de Dios. Fortalece mi fe y me da esperanza en un futuro mejor. Cuando veo a los líderes trabajando por el bien común, pienso: ¡Esto es! De esto se trata, esto es lo que Jesucristo nos dijo que debemos hacer, como en Mateo 25:35-40.

Ana Chavarin es la organizadora principal interina del grupo Pima County Interfaith, financiado por la CCHD, en Tucson, Arizona, y la ganadora del Premio de Nuevo Liderazgo Cardenal Bernardin 2019.
In his 2019 Labor Day statement,
In June, Catholic Bishops from around the United States gathered in Baltimore for
Emma Tacke is the Associate Director of Community Engagement for Catholic Mobilizing Network (CMN), a national organization that mobilizes Catholics and all people of good will to work for an end to the death penalty and transform the U.S. criminal justice system from punitive to restorative. CMN works in close collaboration with the United States Conference of Catholic Bishops and lives the Spirit of Unity of its sponsor, the Congregation of St. Joseph.
This means providing clipboards and pens in every pew with the petitions attached. Then during the Mass, either after the homily or after a post-Communion announcement, parishioners are invited to sign the petition and pass the clipboards along. The petition sheets can then be placed in the collection baskets, or simply left in the pews and collected after Mass.
Laurie Konwinski serves as the Deputy Director of Catholic Charities in Tompkins and Tioga Counties in upstate New York, in the Diocese of Rochester. She coordinates Catholic Charities’ Justice & Peace Ministry for Tompkins County. Laurie is a graduate of the University of Notre Dame and holds a master’s degree from the Norman Paterson School of International Affairs at Carleton University in Ottawa Canada.



As a parish youth minister for more than a decade, I know well the innate desire for justice and the natural ability to create change that is inherent within many youth and young adults. They know injustice when they see it and want to say or do something about it. In his recent Post-Synodal Apostolic Exhortation 
As we celebrate Earth Day, we are reminded of Pope Francis’s call in Laudato Si’ to care for creation and to reconcile our relationship with God, creation and one another.
4.
On the morning of the very first Good Friday, I imagine Jesus waking in a jail cell alone. I picture him sitting in the corner, eyes trained at a wall, preparing himself for a death that would come at the hands of the state.

